Ecos de un día cualquiera

Es un ensayo fotográfico realizado entre los años 2009 y 2014, una síntesis de largas caminatas y observación del entorno físico y emocional de Santiago de Chile.

En la vereda de papel de mi cabeza naturalmente curiosa, surgió prontamente una incipiente idea que se encontraba suspendida en las ganas extremas de salir de la fosa común del diario vivir. Escapar de lo estancado y sin movimiento se torno una necesidad presente. Sostenidas ganas de vivir un día cualquiera como si durara un mes, años o al menos la sensación de aquello. Matices, trozos de tiempo e instantes de días dispersos buscan crear un corpus de trabajo que narra un día compuesto de muchos otros, de la mano y el ojo fisgón del escritor con tinta de luz.

Un vínculo con la ciudad se hace presente de manera inevitable, en un camino de relatos visuales acompañado de personajes del día a día, de la cotidiana locura y desenfreno en espacios cargados de historias escritas sobre texturas de piel y cemento, que da cuenta de una sociedad distinta, una que tiene ganas de crecer, pero que se detiene muchas veces en tensos y complicados escenarios, sin duda una ciudad de contrastes. Es una visión subjetiva de nuestra sociedad, un ejercicio de interpretación de nuestro entorno. Evidenciando un camino que nos acerca al reflejo de una emoción o sensación contenida en la materialidad de una fotografía. Lo que simboliza en sí misma como elemento de representación y memoria.

Los sentidos se agudizan con la herramienta que perpetúa, que roba el instante. Concentrando el ser en la máquina, en ese otro cuerpo, una prolongación del “Yo”. Una extensión que se inicia en el acto de retratar el entorno que percibo e interpreto bajo mis parámetros y juicio. Por un momento es absolutamente mía la fotografía y el relato de ese trozo de realidad que hice mi realidad escrita con luz y píxeles, es el simple “Eco” que confirma mi existencia.

Con cada imagen recuerdo que existo para mirar, para observar bien, para entender o también válidamente llenarme de dudas.

¿Qué es lo real?; ¿Dónde está?… Quizás sólo fue cuando respiré, antes de disparar con mi cámara.

Ecos de un día cualquiera

Es un ensayo fotográfico realizado entre los años 2009 y 2014, una síntesis de largas caminatas y observación del entorno físico y emocional de Santiago de Chile.

En la vereda de papel de mi cabeza naturalmente curiosa, surgió prontamente una incipiente idea que se encontraba suspendida en las ganas extremas de salir de la fosa común del diario vivir. Escapar de lo estancado y sin movimiento se torno una necesidad presente. Sostenidas ganas de vivir un día cualquiera como si durara un mes, años o al menos la sensación de aquello. Matices, trozos de tiempo e instantes de días dispersos buscan crear un corpus de trabajo que narra un día compuesto de muchos otros, de la mano y el ojo fisgón del escritor con tinta de luz.

Un vínculo con la ciudad se hace presente de manera inevitable, en un camino de relatos visuales acompañado de personajes del día a día, de la cotidiana locura y desenfreno en espacios cargados de historias escritas sobre texturas de piel y cemento, que da cuenta de una sociedad distinta, una que tiene ganas de crecer, pero que se detiene muchas veces en tensos y complicados escenarios, sin duda una ciudad de contrastes. Es una visión subjetiva de nuestra sociedad, un ejercicio de interpretación de nuestro entorno. Evidenciando un camino que nos acerca al reflejo de una emoción o sensación contenida en la materialidad de una fotografía. Lo que simboliza en sí misma como elemento de representación y memoria.

Los sentidos se agudizan con la herramienta que perpetúa, que roba el instante. Concentrando el ser en la máquina, en ese otro cuerpo, una prolongación del “Yo”. Una extensión que se inicia en el acto de retratar el entorno que percibo e interpreto bajo mis parámetros y juicio. Por un momento es absolutamente mía la fotografía y el relato de ese trozo de realidad que hice mi realidad escrita con luz y píxeles, es el simple “Eco” que confirma mi existencia.

Con cada imagen recuerdo que existo para mirar, para observar bien, para entender o también válidamente llenarme de dudas.

¿Qué es lo real?; ¿Dónde está?… Quizás sólo fue cuando respiré, antes de disparar con mi cámara.